domingo, 14 de diciembre de 2014

Me ahogo

Las razones por las que he decidido escribir un relato como este en primera persona son variadas. La primera, soy una mujer. La segunda, soy consciente de la realidad. He extraído una tercera de la combinación de ambas que no soy capaz de describir. No he escrito un relato como este por ambición lingüística. Esto es un tributo a la explotación sexual y a las mujeres que, día a día, se ahogan en un mar de tristeza y frustración al saber que no saldrán de ella.



Siento que me ahogo y necesito ponerlo por escrito. A veces no puedo ni siquiera pensar, solo cojo mis manos y con ellas desato el nudo que vive en mi garganta. Quiero gritar, pero ni eso se me permite. Estoy aquí, atada a un código de barras que marca el precio de mi libertad, cosa que pago día a día pero nunca tuve. Maldita sea, ojalá nunca hubiera escapado de mi nación de pobreza, al menos allí no tenía que entregarme a mis recaudadores. Mis recaudadores son fríos y despiadados, ellos ni siquiera son como mis deudores, no me acarician ni me llaman guapa, ni siquiera aprecian mi oscura piel llena de cicatrices de la vida rural. A ellos no les importa lo que me ocurra. Vivo asfixiada entre lo que debo y lo que gano, y lo gano no es honroso, pero algún día podré ser libre. Cuando lo haya pagado todo. Llevo un tatuaje en el brazo. Mi padre siempre dijo que los tatuajes eran cosa de marineros y, tal vez, también de maleantes y ex-presidiarios. Pero yo nunca quise desobedecer su voluntad. Él yace feliz en su caja de haya, y yo me entrego a amantes de una noche que rara vez pagan el precio de un falso amor que difícilmente soy capaz de demostrar en tramos de una hora entre sus brazos. ¡Cuánto lo envidio! La guerra llegó a mi país, y con ella el hambre y la destrucción. Yo no quería dejar a mi marido y a mis hijos, pero llegaron aquellos demonios que prometían un trabajo, mi cintura era bonita, y mi pecho iluminaba todo aquello por donde yo caminaba. Ahora no tengo nada. No soy modelo, no soy actriz, no soy nada. No puedo comunicar mi situación, me avergüenza haber vendido mi alma y mi cuerpo, ya no tengo nada que ofrecer. Tampoco puedo guardar dinero de mi vergüenza, pues es el pago de mi desgracia. Maldigo mi existencia, esta no es mi patria, estos hombres no son negros, estos hombres son blancos y cada vez que me tocan, expresan su rabia y misoginia. Tal vez, sus mujeres tampoco les aman, tal vez tampoco las tienen, ni siquiera han nacido de ellas, igual ellas son como yo y a estas alturas, yo ya no soy una mujer, me siento un objeto.

domingo, 31 de agosto de 2014

Acaríciame

Acaríciame le dijo. Y aquel que se hallaba desnudo junto a ella quiso complacerla en sus últimos momentos. Ella no imaginaba que estaba a punto de acabar, que ya no lo vería más, ni a él ni a su adorada hija. Desaparecería, como desaparecen los niños a veces sin explicación ninguna. Desaparecería, como aquel que marcha a por tabaco y nunca vuelve. Desaparecería y no volvería jamás. No le había dado nunca por pensar en la brevedad de la existencia, ni tampoco que todo lo que leía en las páginas de sucesos de un diario gratuito cualquiera mientras transcurría su trayecto en tren pudiera ocurrirle a ella. Siempre había sido muy decidida en la vida, por eso se casó con su novio del instituto al terminar la carrera, por ello se separó de él un año después, y por ello había engendrado una preciosa niña de ojos glaucos y tirabuzones de miel, tan idéntica a su padre que no podría borrar el recuerdo. No poder borrar los recuerdos no es algo positivo, puede que tengas que desbloquear tu smartphone y realizar una llamada. Ven, quiero recordar aquellos tiempos le dijo. Rápido corrió la pasión por sus venas, rápido se hallaba rendida ante él. Acaríciame le dijo. La acarició, hasta que se durmió. Se durmió. Se durmió de forma artificial. La niña estaba con su abuela ese fin de semana, nadie escucharía nada. Ni gemidos de placer ni gritos de dolor. La acuchilló. Una y otra vez. Todo se veía de color rojo. Enloqueció. La mujer que había amado se hallaba muerta, bañada en su propia sangre. En su mente enajenada, he cumplido con mi obligación. Hizo una única llamada a la Guardia Civil y desapareció, como aquel que marcha a por tabaco y nunca vuelve.

miércoles, 2 de julio de 2014

Huye

Me atrevo, por primera vez, a utilizar mi nombre real para publicar un fragmento de mí. No hay de qué esconderse, ni de qué huir, salvo de una misma.


He dormido tanto que ya ni siquiera recuerdo mi nombre, ni dónde estoy, ni quién me trajo hasta aquí. Solo sé que me gustaría que nada de esto hubiera sucedido. Cuando me desperté, vi que todo estaba en orden, lo que me hizo pensar que nada iba como debería ir, el orden en la vida no es lo mío, y tampoco en el hogar. Todos los cuadernos se encontraban alineados, el escritorio colocado y limpio, como si durante ese tiempo alguien hubiera estado alimentándose poco a poco de mi profundo sueño y sacando provecho quizá de qué sueños más oscuros hubiera en mi mente. No me gusta nada de lo que veo, me calzo y salgo corriendo. Son las 3 de la madrugada y en mi pensamiento solo una palabra: OLVIDAR. ¿Qué habría de olvidar cuando había pasado tanto tiempo en letargo, siendo una mera esclava de la obligación y del deber de complacer al prójimo? Siento que he de correr y no mirar hacia atrás, ya llega el momento y he de rendir cuentas por los errores cometidos. 

viernes, 2 de mayo de 2014

Tierra de sémola y trigo entre mis pasos



Habiendo llegado a tierra de esclavos, tierra donde nunca mujer alguna había tenido jamás un mínimo derecho, y eso pasa por cosas tan normales como agachar la cabeza cuando un hombre intentaba desnudarte con la mirada hasta sufrir violencia callejera cada vez que una cargaba con su cántaro vacío hasta la fuente y volvía a su choza con él lleno, lo que la hacía mucho más vulnerable por el peso del recipiente, quise respirar algo de ese aire con olor a pobreza.

Pequeña contribución al Libro Vivo de Cruz Roja: http://www.cruzrojamadrid.org/que_hacemos/voluntariado/librovivo/

domingo, 20 de abril de 2014

El reloj azul marino

Me levanté en medio de la noche. Agarré mi reloj de pulsera, regalo de aquel único amor hasta la fecha, al que celosamente había respetado a pesar de las circunstancias de lejanía. Este reloj era de color azul marino, estaba abrochado en el tercer orificio, cosa fácilmente imaginable debido a la estrechez de mis muñecas y a lo dilatado de aquel orificio del que hablo. Con un enérgico movimiento me encaminé, pasillo lúgubre por delante, hacia la cocina. Había que doblar un par de esquinas, y en cada de ellas me enfrentaba a un pensamiento. Dispuse mis oídos a la conversación que tenía lugar en una de las estancias de la casa limítrofe con aquella en la que yo residía. Mi vecino, que no solía dar muchos escándalos nocturnos, se hallaba en medio de una acalorada discusión literaria y cinematográfica sobre diversos autores, productores y directores. Eran las cuatro de la mañana, y al día siguiente pensaba entregarme a la redacción de algo respetable, un ensayo, un ensayo en el que exploraría la criminalidad y las actividades ilegales, y su relación con los héroes y villanos (que podían residir perfectamente dentro de la mente de una única persona) en la ilustrísima obra de Charles Dickens, Grandes Esperanzas. Dispersa como estaba entre tanta nube en mi pensamiento, y recordando lo que sabía de aquel día diecinueve de abril, entre en la cocina, tomé una botella de agua del tiempo y regresé a mi cuarto, aún absorta en aquella marabunta de pesares y asuntos ajenos.

sábado, 22 de febrero de 2014

Life again

Today is the day to start writing in a foreign language. Even if I didn't try this before, I hopefully expect this could be a good experience for me, so I decided to try something, let's go!

She was not a pretty girl. She was not the most intelligent at all. But she was good for her good intentions, as the facts at that time had shown. Although she was usually in several and different problems, she was always trying to smile. One day, she took a decision. She knew her boyfriend was not being sincere at all, but she let it go. She was prepared for whatever life would offer her. And life offered her more life, the opportunity to live a little more and to take more unfortunate decisions, but also to be happy.

A few days ago, she started to think that opportunity was being wasted, and smiled a little. Life gave her more unfortunate details she would want to hide from. Now, she is decided to go around all these troubles and solve them, as far as she is concerned, there are good decades and bad ones. She loved a guy, she was good at what she loved, what was English, she lost her guy, she lost English, but she gained pretty more important things in life. And she started to reconsider how her attitude to world had been, and what she could do for doing life better.

She does not know what to expect from men, she does not know what to expect from English, from family, from friendship, from money, from love, from relationships, from work, from life... And she is doing what she is better at: being brave and corageous and giving an oportunity, not the last, to the things to get better and to receive a present from life again.