-.Un desgarro de tu aliento, que me lleva al infierno de la mente, del pensar, del plantear, la causa, el motivo, la razón, de aquello que fue o no fue, de lo qe paso o pudo pasar, de lo que faltó en aquella eternidad.
-.De lo que paso tras paso fui labrando, en el camino de mi soledad y mi tristeza, aquella sangre derramada en el parquet de mi existencia, dejando huella imborrable y la tristeza honda en el corazón.
Todo lo que viví, o dejé de vivir, con o sin motivo, corazón roto, desgañitado de llorar tu nombre, con ternillas restantes del mordisco de la fiera que llevo dentro, de todo lo que me ata a tí, de todo lo que me separa.
-.Falso sentimiento que abraza mi peligro, mi soledad, la pasión contenida bajo una apariencia tímida, la mente vacía, tan solo un vago pensamiento ronda por ella, quizás sucio y necesitado de cariño y de amor.
-.Rezago de mi mente al pasar por los momentos, los segundos, los latidos, cada beso, cada mordisco, sentimiento pasional que me arrastra sin pensar al túnel de tu infinidad.
-.Llorar al saber cada te quiero, cada te amo, cada no me quiero separar nunca de tí, cada eres única, cada si pudiera hacerte mía, tan solo por un momento, sentir tu corazón latir en mi pecho.
-.Frío sentimiento que despierta en mi cabeza, en el muro de mis tinieblas, en la densidad de tus abrazos, en la esperanza del resurgir que no surgió, en lo profundo de mi alma.
domingo, 27 de junio de 2010
jueves, 10 de junio de 2010
Confusiones cardíacas
Érase un corazón arrepentido de errar moribundo sobre el camino de la soledad. No aguantaba más burlas, más corazones partidos, no más amores, no más odio, no más sentimientos.
Tomó una decisión, aparecer impasible sobre cualquier sensación de alegría o tristeza, sobre todo, no sentir, denotar frialdad, y ante todo aquella confusión en su mente.
Sara era una muchacha atolondrada, pero madura ya. Cansada de tantas experiencias tristes y dolorosas en cuanto al amor. Ya no quería saber nada de él, permanecía impasible sobre todo sentimiento, todo lo que tuviera que ver con verse afectada de alguna forma.
Permaneció con su corazón congelado y cerrado de forma hermética durante el tiempo suficiente para poder abrirlo con nuevas esperanzas.
Un muchacho joven, que apenas conocía, apareció en su corazón casi al mes de haberlo conocido. Decidió arriesgarse, no aguantaba mas así, pensó que las oportunidades sólo se presentaban una vez en la vida, y que quizá, ésta no debería desperdiciarla. Y no lo hizo. Comenzó a sentir cosas que llevaba años sin sentir, sensaciones exóticas y extrañas en su organismo, corazón y mente. Y poco a poco aquel chico se fue apoderando de su mente y de su corazón. Sólo existía él. Fuera lo que fuera qe pensase, siempre estaba él, ocupando una pequeña y solitaria llanura en la inmensidad de su corazón. Sinceramente, no sabía lo que había hecho para abrirse camino entre tanta maleza despojada de deseo y de amor, pero lo había conseguido y ahora era un vínculo indestructible. O por lo menos eso pensaba la ilusa.
Luego se dio cuenta que el camino del amor no era tan sencillo, que había cosas que tenían más importancia que los sentimientos, y se rindió a aquel corazón congelado que había abandonado por un tiempo.
Era mejor dejarlo así, congelado en las infinidades de un amor desafortunado.
Tomó una decisión, aparecer impasible sobre cualquier sensación de alegría o tristeza, sobre todo, no sentir, denotar frialdad, y ante todo aquella confusión en su mente.
Sara era una muchacha atolondrada, pero madura ya. Cansada de tantas experiencias tristes y dolorosas en cuanto al amor. Ya no quería saber nada de él, permanecía impasible sobre todo sentimiento, todo lo que tuviera que ver con verse afectada de alguna forma.
Permaneció con su corazón congelado y cerrado de forma hermética durante el tiempo suficiente para poder abrirlo con nuevas esperanzas.
Un muchacho joven, que apenas conocía, apareció en su corazón casi al mes de haberlo conocido. Decidió arriesgarse, no aguantaba mas así, pensó que las oportunidades sólo se presentaban una vez en la vida, y que quizá, ésta no debería desperdiciarla. Y no lo hizo. Comenzó a sentir cosas que llevaba años sin sentir, sensaciones exóticas y extrañas en su organismo, corazón y mente. Y poco a poco aquel chico se fue apoderando de su mente y de su corazón. Sólo existía él. Fuera lo que fuera qe pensase, siempre estaba él, ocupando una pequeña y solitaria llanura en la inmensidad de su corazón. Sinceramente, no sabía lo que había hecho para abrirse camino entre tanta maleza despojada de deseo y de amor, pero lo había conseguido y ahora era un vínculo indestructible. O por lo menos eso pensaba la ilusa.
Luego se dio cuenta que el camino del amor no era tan sencillo, que había cosas que tenían más importancia que los sentimientos, y se rindió a aquel corazón congelado que había abandonado por un tiempo.
Era mejor dejarlo así, congelado en las infinidades de un amor desafortunado.
lunes, 7 de junio de 2010
¿Quién soy? Desolaciones de una mujer que ha perdido el rumbo...
Muchas veces me lo he planteado, y nunca he encontrado una respuesta. Ahora, a mis dieciséis años de edad, sigo sin saberlo. Y es que las personas inmaduras como yo, no saben nunca lo que quieren, ni siquiera se plantean el mañana, sólo el presente, pero tampoco saben cómo actuar en el presente.
La vida se basa en dos pilares; familia y amor son imprescindibles. Algunas veces tu propia familia te limita el otro pilar e intenta destruirlo. Para algo estamos nosotros, para defenderlo y sostenerlo sobre sí mismo.
Necesito esto como reflexión de mi propia existencia. Hace un tiempo parecía que me había encontrado a mí misma, pero no era verdad, sólo una visión en todo mi abismo.
Y seguir haciendo daño a las personas que te rodean. Aunque tengas sentimientos, esa dureza interior te impide continuar, y todo por tu propia inseguridad. Me gustaría encontrar esa paz interior que todo el mundo busca y muy pocos encuentran. Quizá entonces, cuando sepa confiar en mí misma, sea capaz de confiar en los demás y entregarme a la gente que me quiere. Lástima que todavía no la halla encontrado.
Muchas veces, tu corazón habla y tu boca lo calla. Calla ese sentimiento de insatisfacción que tanto daño te hace por dentro. Me gustaría callar mi boca y dejar que hablara él a veces, quizá todo iría mejor de ese modo.
Lo único que no quiero es perder todo por lo que he luchado en este tiempo, lo que amo, y por lo que daría la vida si hiciera falta. Hay veces que las personas a las que amas te duelen más que tus propias heridas, y yo sé de sobra que si alguien intenta herir a lo que más quiero, no estoy segura de lo que sería capaz de hacer. Cualquier cosa, enloquecería, histérica, gritando hasta desgañitarme, porque es lo que siento, y la gente dura también tiene sentimientos, pero yo no sé demostrarlos. No lo suficiente. Quizá ese sea mi mayor problema.
Necesito hacer una búsqueda interna para saber cómo actuar en ciertas ocasiones. Todo esto lo reflexiono yo en mi mente, pero soy incapaz de abrirme, incapaz de no hacer daño con mis acciones y no con mis palabras.
El lenguaje todavía se controla, los actos no, y el subconsciente menos. Quiero que calle mi boca y hable mi corazón...
La vida se basa en dos pilares; familia y amor son imprescindibles. Algunas veces tu propia familia te limita el otro pilar e intenta destruirlo. Para algo estamos nosotros, para defenderlo y sostenerlo sobre sí mismo.
Necesito esto como reflexión de mi propia existencia. Hace un tiempo parecía que me había encontrado a mí misma, pero no era verdad, sólo una visión en todo mi abismo.
Y seguir haciendo daño a las personas que te rodean. Aunque tengas sentimientos, esa dureza interior te impide continuar, y todo por tu propia inseguridad. Me gustaría encontrar esa paz interior que todo el mundo busca y muy pocos encuentran. Quizá entonces, cuando sepa confiar en mí misma, sea capaz de confiar en los demás y entregarme a la gente que me quiere. Lástima que todavía no la halla encontrado.
Muchas veces, tu corazón habla y tu boca lo calla. Calla ese sentimiento de insatisfacción que tanto daño te hace por dentro. Me gustaría callar mi boca y dejar que hablara él a veces, quizá todo iría mejor de ese modo.
Lo único que no quiero es perder todo por lo que he luchado en este tiempo, lo que amo, y por lo que daría la vida si hiciera falta. Hay veces que las personas a las que amas te duelen más que tus propias heridas, y yo sé de sobra que si alguien intenta herir a lo que más quiero, no estoy segura de lo que sería capaz de hacer. Cualquier cosa, enloquecería, histérica, gritando hasta desgañitarme, porque es lo que siento, y la gente dura también tiene sentimientos, pero yo no sé demostrarlos. No lo suficiente. Quizá ese sea mi mayor problema.
Necesito hacer una búsqueda interna para saber cómo actuar en ciertas ocasiones. Todo esto lo reflexiono yo en mi mente, pero soy incapaz de abrirme, incapaz de no hacer daño con mis acciones y no con mis palabras.
El lenguaje todavía se controla, los actos no, y el subconsciente menos. Quiero que calle mi boca y hable mi corazón...
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