UNA CAZA DE
BRUJAS
Una caza de brujas puede sonar a algo mitológico, fantástico, exótico,
propio del mundo de los sueños y la fantasía. Quizás también nos pueda parecer
algo propio de tiempos pasados, lejanos, en los que la superstición se daba
como la cosa más normal del mundo, en el que una acusación por parte de
cualquiera era tenida en cuenta cual si fuese palabra de Dios y nadie se
atreviese a decir ‘’esta boca es mía’’. En la actualidad, hemos rememorado ese
concepto y lo disponemos como ejercicio de justicia, valorando aquello que nos
parece moral, lo que no nos lo parece, y lo que, muy de lejos, nos espanta y
horroriza. Por esta misma razón, hoy día, perseguimos todo aquello que no nos
parece correcto, perseguimos al rebaño, en busca de esa oveja negra que
estropea al resto, que les comunica la verdad. Esa oveja negra somos todos,
todos los que, por alguna razón, decidimos no pensar como el resto, y no
aceptar lo que nos imponga aquel que tiene autoridad, que se le ha dado por el
rechazo dirigido hacia uno de sus derechos fundamentales, como es la libertad
de expresión y opinión. Si la autoridad dice blanco, más vale que sea blanco lo
que pienses y lleves a cabo, porque o es blanco o es negro, no hay término
medio. De esta caza de brujas son víctimas todos aquellos que se niegan a ser
estafados mediante medidas anticrisis como son el famoso ‘’euro por receta’’,
la subida de tasas universitarias, la reforma sanitaria, etc. Son situaciones
que tenemos que aceptar o de lo contrario, mal nos va a ir en la vida. ¡Qué se
le va a hacer! Son los tiempos que nos tocan, pensemos en otros que hace años
no tuvieron bocado que probar y sí múltiples raciones de escaparate y olfateo,
quizá era lo único que estaba al nivel de sus posibilidades. Esas brujas que se
niegan a pagar el euro, que no se resignan ante la subida de tasas, que siguen
saliendo a la calle en un nuevo año, aún sabiendo que no hay vuelta atrás, son
las únicas que pueden hacer algo para salvarnos del abismo, en el que estamos
perdiéndonos a pasos agigantados. Pensemos pues, solo así podremos parar la
caza de brujas, y pidamos inteligencia, en vez de banalidades, si no es así, la
persecución se seguirá cobrando víctimas acusadas de brujería.
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