Nostalgia de tus labios para oírte,
de tu cuerpo fugaz para abrazarte,
y de tu esquiva faz al no encontrarte,
y de tu raudo paso al perseguirte.
Nostalgia de tu voz al presentirte,
en el labio que calla por besarte,
y los ojos cegados por mirarte,
y en las manos, sin ti, por no asirte.
Melancolía del verano de tu cuerpo,
de las curvas de tus manos,
que, lentamente recorren todos los poros de mi cuerpo,
y me estremecen, lentamente,
con melancolía.
Melancolía de las tardes en tus comisuras,
de tus labios besando lentamente mi cuello,
y un instante de placer, de pensar en el momento,
que recorre la línea cruel de mi destino,
que no se detiene por mi amor ni por tus besos.
Me gustaría que llegara el momento,
que pudiera huir, sin dudarlo,
de la atmósfera que me protege de tu amor,
al que sin duda no tengo miedo.
Espero incesantemente la llegada de mi felicidad...
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